29 de marzo de 2025
Los obstáculos la hicieron más fuerte. Los silencios le susurraron al oído que debía seguir y el agua le mostró el camino. No fue fácil, pero pudo transitar el proceso de aprendizaje y crecimiento, deportivo y mental con gran acompañamiento y mucha perseverancia. Hoy en La Lupa Random, la nadadora olímpica, Macarena Ceballos abre su corazón para hablar de algo más que deporte.
La nadadora olímpica Macarena Ceballos estuvo una vez más en Tandil junto al jefe técnico de la selección, Gustavo Roldán, para brindar una clínica sobre cómo preparar atletas de alto rendimiento, por iniciativa del Grupo Faro Verde.
Estuvieron presentes estudiantes de la carrera de
Educación física, nadadores y profes de los distintos espacios de nuestra
ciudad.
Por supuesto se habló mucho de técnica, de tiempos, de
proyecciones. De ciclos de entrenamiento, de los cambios físicos, de lesiones,
etc. Pero La Lupa Random, se posó en otro aspecto importante de los
deportistas, y de cualquier ser humano. La mente, que en el caso de los atletas
todo el tiempo juega un papel importante. Los éxitos, los fracasos, la mirada
ajena, las críticas, los elogios. La idolatría y la demonización, que pueden
aparecer en cuestión de segundos, pero que pueden causar heridas tan profundas
como difíciles de sanar.
Así sin antiparras ni trajes de neopreno nos zambullimos
en el mundo de Macarena, una cordobesa de 30 años, simpática, tan transparente
en cada concepto, que en la primera respuesta abrió su corazón.
"En realidad, yo siempre hice mucho deporte, pero me uní
más a la natación en el 2007, cuando mi mama falleció en un accidente. A partir
de ahí lo único que quise hacer, fue nadar. No hablaba con nadie, iba al
psicólogo y me quedaba en silencio, lo único que quería era nadar. Empecé a
tener una conexión única con el agua, me cambiaron las ganas, arranque a hacer
doble turno, era como que mi mente en ese momento no pensaba, ni importaba lo
que pasaba afuera", cuenta Maca.
Sus comienzos en la natación habían tenido que ver pura y
exclusivamente con que su hermana también nadaba "entonces me llevaban a hacer
lo que hacía la más grande, pero no me gustaba". En esos tiempos también
practicaba gimnasia artística, pero la pérdida de su mama lo cambio todo, su
cuerpo y su mente necesitaron volver al agua, casi como un regreso a los
inicios de la vida, un universo de latidos y agua. Su cuerpo y su mente le
pedían nadar, volver a conectar con la fuente y allí depositó todas sus
energías.
"Fue un proceso muy largo, en el que me acompañaron
psicólogos y por supuesto los entrenadores. Entendí que podía ser buena en
algo, lograr cosas por mí misma y dejar de ser sólo "la hija de la que
falleció". Creo que ahí pude hacer un salto de calidad y crecer", menciona hoy
desde sus jóvenes, pero muy maduros 30 años.
Por supuesto en el proceso de crecer deportiva y
humanamente, pasó por trances no tan buenos. "Hubo un momento en el que tuve
que hacerme fuerte mentalmente, porque sentía que cada día era uno menos para
dejar de nadar, estaba tan mal conmigo misma que restaba en vez de sumar. Hice
una pausa un tiempo, me fui a mi casa a Córdoba y ahí me di cuenta de que no
podía estar lejos de la natación, que era eso lo que quería. Hoy, yo no me
imagino mi vida fuera del agua".
Es que el atleta de alto rendimiento no la tiene fácil,
porque tiene que enfatizar en su entrenamiento y puesta a punto para los
distintos torneos o competencias, lidiar con sus propias exigencias, mientras
intenta vivir una vida medianamente normal (hubo épocas en las que Maca se
despertaba a las 4 am a entrenar para luego ir al colegio) y cuando logran
trascendencia mediática, ahí se suma la exigencia externa y la crítica desde el
desconocimiento que va derecho a impactar en su autoestima. "Hubo un momento en
el que me peso mucho lo que dijeran, corría para ver que decía de mi
rendimiento la prensa. Después de lo que fue el ciclo olímpico París 2024,
entendí que yo no tenía que hacerme cargo de lo que el resto diga. Yo soy la
que se tira al agua, entrena y sé lo que entrego. Siempre dejo la vida, que no
me salga es otra cosa. Cuando pude entender eso, me solté de las presiones
externas y pude disfrutarlo más."
Maca tuvo varios intentos de clasificación a olímpicos,
sin embargo, se le negaban por milésimas de segundos, pero seguía intentando.
Después, también se le puso en el medio una lesión muy grave en su hombro que
le impedía progresar en el agua. Era una dolencia con solución quirúrgica de
mucho riesgo (le dijeron que el 70% no volvían a competir en alto rendimiento)
pero ella, una vez más se aferró a esa mínima chance.
"La operación era algo que yo necesitaba para vivir, literal. Había nacido mi sobrina y no podía tenerla a upa, mi sobrina es mi vida, no me iba a perder eso. Me hice un estudio y salió que la lesión era más compleja de lo que se creía y me dijeron que había un alto porcentaje de que no quedara bien, pero bueno había que arriesgarse. Salió todo bien, quede al 100 y mejore mucho mi técnica", cuenta.
Acompañamiento
"Mi familia siempre fue todo, mamá cuando estaba, pero mi papa y mis hermanas son fundamentales. Papá se ocupó de nosotras cuatro, cien por ciento, yo no hubiese llegado a donde llegue si no fuera por ese acompañamiento. Cuando pasó lo de mamá, él se puso al hombro la familia, nosotras somos cuatro y en ese momento éramos dos en edad de secundaria, una en primaria y otra en jardín, licenció en su trabajo por dos años sin goce, sólo para ocuparse de nosotras, que, por supuesto todas procesamos lo sucedido de distinta manera, y él estuvo. Por eso verlo disfrutar de mis logros ahora, salir de competir en la pileta y tener un mensajito de él, a mí me llena de orgullo, siento que puedo devolverle algo de todo lo que hizo y hace por nosotras".
Seguir un sueño
"Siempre digo que no suelten por una frustración. Me
cuesta entender cuando los chicos piensan en dejar por un mal resultado. El
deporte es mucho más que sólo el resultado, el deporte cura, sana, genera
vínculos, amistades, espacios de pertenencia", cuenta Macarena siempre en sus
charlas.
"Es importante que busquen sus sueños, a mí en algún momento me dijeron que para que iba a seguir si ya se me había pasado el tren...en el 2023 cuando arranque dije voy a clasificar a los Juegos Olímpicos y cuando clasifique pensé en esa frase. Si tenés un sueño que alguien te tiro para abajo, desenterralo, sacudilo y tenelo presente, nadie te puede decir que no estás para cumplir tu deseo. Si intentas y no sale, entonces cambia de táctica, busca otro camino. Nada puede ser tan malo que no se revierta con trabajo y constancia".
Su ritual
Si bien se define como "no muy cabulera a la hora de
competir", otro de los detalles que contó Maca es que "una vez escuché la
canción Cielo en la mente de Emilia Mernes y dije está escrita para mí. Desde
ese día cuando estoy cambiándome para competir la escucho". Y no es para menos,
cada palabra tiene otro peso al conocer la historia de Maca. "Pa los que
dijeron que yo no brillaría...Y ahora no me apagan ni de noche ni de día...Si me
sostienen la mirada, se encandilan...
Baby, los diamante' con los ojo' me combinan...Pa cumplir los sueño' nunca es tarde...El que no lo intente es un cobarde...Mi papá me dijo que siga adelante...Los pequeño' paso' me hicieron gigante (...)", reza el tema de la cantante y compositora argentina.
Para su entrenador, "Maca es un ejemplo de perseverancia"
Durante la charla el entrenador Gustavo Roldán dijo que
"Macarena es un ejemplo cabal de perseverancia" y para ella eso, vale más que
cualquier podio.
"La relación con él es lo más grande de mi carrera, a
veces me dice que no sabe qué va a hacer cuando yo ya no entrene y yo le
contesto que hará sufrir a otros (se ríe). Pero la verdad es que, que Gustavo
me defina así para mí es un orgullo".
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Aun se investigan las causas del deceso y se especula que pudo tratarse de una caída en altura con su bicicleta.