09/11/2024

Mirmidones, un trabajo de hormiga en la U37 de Barker

El deporte como motor de transformación en tiempo de encierro

Mirmidones, es un proyecto que transforma vidas y genera nuevas oportunidades a través del rugby, la educación y la cultura. La particularidad es que se desarrolla dentro del penal de Barker. Hasta allí periódicamente un grupo integrado por jugadores y ex jugadores de Los Cardos, Uncas, Los 50 y Onas de Benito Juárez, viajan para mantener y hacer crecer esta herramienta que también suma arteterapia, talleres de lectura, huerta, oficios y teatro.

Por Lorena Medina (IG @negraloremedina)

Hay historias de superación cargadas de un trabajo individual de transformación que son verdaderamente inspiradoras. Personas que ante una situación adversa, deciden buscar las herramientas o recursos para salir adelante.

También están aquellas de personas que, en un contexto desfavorable, se entregan. En un momento deciden que esa es la vida que les tocó y el único horizonte (si es que logran ver alguno) es, sobrevivir.

Pero hay otras, como la que voy a contar hoy, de gente que se propone trabajar en la transformación de otros, apostar por aquellos que ya se han entregado. Llegar a sus vidas con un discurso que al principio parece irreal pero que de a poco va haciendo mella para que finalmente el propósito se cumpla.

En la antigua Grecia un ejército de hombres muy valientes, lucharon al mando de Aquiles en la guerra de Troya y su nombre era "Mirmidones" haciendo referencia a la expresión "gente hormiga". Siglos después, en el Tandil actual un grupo de gente bajo el nombre "Mirmidones" se propuso hacer un "trabajo de hormiga", aunque en esta historia no hay caballos gigantes de madera donde esconderse, ni escudos con los que defenderse.

Pero, lo que sí hay, son ganas de sembrar semillas transformadoras, necesidad de hacer un aporte diferente, y esperanzas de un cambio en aquellos que sienten que ya nada bueno puede pasarles.

Mirmidones nace en noviembre del 2016, momento en el que visitan por primera vez al penal de Bárker para hacer un entrenamiento de rugby. "Vinieron miembros del grupo Espartanos a dar una charla y pidieron visitar un penal. El más cerca era Barker, se hicieron las gestiones y allá fuimos, éramos jugadores y ex jugadores de los tres clubes locales, Uncas, Los Cardos y Los 50, fue un día de mucho aprendizaje para todos. A partir de ahí, nos quedo esa llama prendida, de por qué no seguir haciéndolo, con un proyecto, un compromiso. Así empezamos a ir cada 15 días", recuerda Juan Martín Aroztegui, hoy presidente de Mirmidones y jugador de Uncas.

Este grupo que fue sumando gente en sus más de 8 años de vida lleva adelante un proyecto que transforma vidas y genera nuevas oportunidades a través del rugby, la educación y la cultura.

"Somos gente de rugby de toda la vida, creemos que el deporte es una actividad que transforma a las personas y nos enseña a través del juego, valores y buenas costumbres que hacen a una mejor convivencia en sociedad", relata Nacho Villana, quien es el entrenador del equipo, además de ser jugador de Uncas.

Todos sabían que el trabajo iba a ser duro, no sólo por lo desconocido respecto al mundo intramuros, sino porque también había que cruzar la propia barrera del prejuicio y ejercitar la paciencia por ver resultados.

"La primera vez que fui, vi a un grupo de personas que convivía pero ni siquiera se miraba a la cara, en las rondas de entrenamiento no podían abrazarse, estaban enfocados en el error del otro y dispuestos a marcarlos, pero nunca veían los propios", me fui con esa sensación, y en ese punto, la técnica del rugby es lo de menos, pero también sentí que el deporte sería una herramienta fundamental para poder de a poco trabajar todos los otros aspectos que sí iban a ser determinantes a la hora de recuperar la libertad y vivir en sociedad", destacó Nacho en la charla brindada por Mirmidones en el marco del programa Flama que se realiza en nuestra ciudad impulsado por el Cluster Tecnológico.

Con el tiempo y un cambio de capitán, empezaron a notarse las primeras transformaciones. "Había un reconocimiento positivo hacia el otro, agradecimiento hacia nosotros. Pasaron de la violencia al consenso. Y algo que, a mí, me cambio la perspectiva, es que empecé a verlos jugar con alegría. Y ahí, también me di cuenta de la importancia del juego para cualquier persona. Yo lo hice siempre y tal vez al hacerlo habitualmente, lo sentimos como normal, siento que pude ver en ellos que en ocasiones no valoramos al juego, tanto como deberíamos", cerró el entrenador.

Con el pabellón convertido en un club, e incluso participando en competencias entre penales vistiendo con orgullo la camiseta realizada con los colores de los clubes que integran la organización (verde, amarillo, azul y rojo) llegaron otras propuestas. Arteterapia, teatro, taller de lectura, talleres de oficios, la concreción de la huerta (que es la más grande de la provincia en contexto de encierro).

Hoy, Mirmidones continúa buscando alternativas para brindar herramientas en pos de la inserción en la sociedad de los ex convictos. Sigue poniéndole valor al tiempo intramuros, mostrándoles herramientas que les permitan tener una vida buena para sí y para la sociedad luego de cumplir una pena.

Abrazar con fuerza la oportunidad

Gian y Gustavo comenzaron su relación con Mirmidones cuando estaban detenidos en Bárker. Gustavo vivió todo el proceso, mientras que Gian llegó varios años después.

Ambos, recelaron en la Unidad 37 luego de haber pululado por otros penales, pero por malos comportamientos los iban "mudando".

"Al principio costó un poco, ahí adentro cada uno hace la suya y yo veía que los chicos (por Mirmidones) venían a darnos una oportunidad que no estábamos aprovechando, no tenían obligación de hacerlo, pero lo hacían. Un día hable con la gente del pabellón y acordamos ponernos las pilas. Estuve 15 años detenido, hace cuatro que estoy libre y trabajo en la Municipalidad de Vicente López, cuando salí me prometí demostrar que pude. Nunca perdí contacto con Mirmidones, hasta han conocido a mi familia y siempre voy a estar agradecido con ellos", contó Gustavo.

Gian, es de Trenque Lauquen y quedó tras las rejas a los 18 años recién cumplidos. Tenía una vida muy difícil, no conocía de respeto, no le interesaba mejorar. Estuvo 6 años detenido, y llegó a Barker tras una feroz pelea con un recluso en otro penal. "Después de la pandemia llegué a Mirmidones, venia de pasarla muy mal en otra cárcel y después de una pelea terrible que tuve le prometí a Dios que iba a cambiar. Así que cuando tuve la oportunidad de empezar con el rugby no dude, me costó, pero sabía que era tal vez la última chance."

"Yo no tengo más que palabras de agradecimiento, gran parte de lo que soy se lo debo a Mirmidones. Ellos venían y no era solo rugby, te daban un abrazo, te preguntaban qué necesitabas. No sólo mejoré mi vida, sino que soy otro, porque cuando estas detenido, vivís como en un mundo paralelo, hasta hablas otro idioma. Hoy, tengo mi negocio, empleo gente, pude recuperar la relación con mi hijo y también pedirle disculpas a mucha gente que lastimé".

Todos podemos ser parte

Mirmidones está en la búsqueda de sumar voluntades que le permitan continuar trabajando, proponiendo, haciendo.

Empresas o personas que estén interesados en conocer más de ellos, pueden buscarlos por Instagram como @mirmidonesrugbyu37

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