12 de abril de 2025
Empezó como un sueño de Diego y Josefina, mientras conocían el norte de nuestro país viajando en bicicleta. Hoy los fideos Doña Dominga son una excelente opción para una alimentación saludable, que se fabrica respetando los procesos naturales. Hoy en La Lupa Random, ésta pareja de docentes, cuenta la receta de "Cómo hacer un sueño realidad".
por
Lorena Medina y Florencia Pendás
En tiempos en los que todo es inteligencia artificial, hay personas que apuestan a lo natural, a volver a poner en valor los frutos de la tierra y buscan la forma de avanzar en ese camino, creando.
Diego (Licenciado en Relaciones Internacionales) y
Josefina (Psicopedagoga y Profesora de folclore) son pareja y, hace algo más de
siete años, emprendieron la aventura de viajar en bicicleta por el norte de
nuestro país. "Viajábamos por gusto, pero además con un proyecto educativo,
visitando bibliotecas y recorriendo escuelas. En ese viaje conocimos muchas
personas que se dedicaban a la agroecología y nos fuimos adentrando en ese
mundo", cuenta Diego cofundador de Doña Dominga, la única fábrica de fideos
integrales de nuestra ciudad que cuenta con la certificación de Producto Orgánico.
Así comenzó a gestarse la idea de dedicarse a lo natural.
"Sabíamos que el camino que queríamos era éste, pero no definimos bien la
idea". Después vivieron en Tierra del Fuego dedicándose a la docencia, y en
cuanto pudieron, regresaron a su Tandil natal.
"Con los ahorros y mucha ayuda de amigos, familiares y en
especial de Ana Fernández que es como la madrina de este emprendimiento, porque
nos cedió el primer lugar en el que comenzamos a fabricar, nació Doña Dominga",
menciona Diego con una sonrisa.
Como en cada proyecto deseado e intencionado con un deseo
profundo, todo fue "cerrando" de forma perfecta alrededor de Doña Dominga.
"Conocimos a Damián de Monte Callado que hace 20 años
viene sembrando en Tandil de manera orgánica y hace la harina, es ahí cuando
pensando en algunos proyectos que habíamos conocido nos decidimos a hacer los
fideos".
Dieron varias vueltas por una larga lista de nombres,
había que plasmar allí la tendencia de alimentación saludable que se venía
imponiendo, poner en valor que era un producto orgánico sin dejar de hacer
referencia a que todas las materias primas son bien nuestras, algo un poco
complejo. Pero nada que la música no pueda dilucidar, Diego y Josefina son
amantes del folclore
y escuchando Campo Afuera de Carlos Di Fulvio, "Campo
de la rudita, monte adentro 'e Tulumba...la he de encontrar linda su bata de
percal...baila Doña Dominga la chacarera", allí estaba sin dudas el nombre tan
buscado. Y para cerrar el círculo de hermosas casualidades, el
aniversario del emprendimiento es un 1 de agosto, día en el que se celebra y rinde
culto a la Pachamama, la Madre Tierra.
En el 2017 comienzan a funcionar y a hacer girar la rueda
de convertir a su producto rentable e insertarlo en el mercado, hoy con el
valor agregado de estar certificados como Producto Orgánico. "Queríamos dar un
paso en nuestro crecimiento a nivel nacional y tener este sello, nos da otro
respaldo. Este certificado corrobora que todos los procesos son orgánicos,
desde la siembra de los cereales, el tratamiento de la tierra, como también de
las verduras que utilizamos para las mezclas. En nuestro caso desde los
primeros análisis del suelo, se audita todo con una empresa contratada y una
vez que te otorgan la certificación, continúan con las auditorias de manera
trimestral".
En 2021 presentaron un proyecto de inversión en el Ministerio de Producción para un crédito blando que les fue otorgado y pudieron comprar la maquina con la que trabajan actualmente. En los primeros años tenían una maquina más pequeña "era muy artesanal, italiana, de baja producción, la prendíamos a las 6 de la mañana y la parábamos a las 22. La que tenemos ahora produce esas cantidades en 6 horas".
LOS PASOS DE DOÑA DOMINGA
En la fábrica que funciona en Entre Ríos 360, trabajan Diego, Josefina y Manuel, que llevan a cabo y custodian todos los procesos. "Se preparan las mezclas y se pasan a la máquina extrusora (que hace las distintas formas de fideos), después pasa a una zona de pre-secado y luego al secadero, lento a baja temperatura durante 24 horas. Lo hacemos de este modo para que conserve las propiedades de las verduras, una vez que queda seco, envasamos en paquetes de 400 gramos y los ponemos en cajas para la posterior comercialización. Actualmente, éstos, que son los únicos fideos de Tandil con certificación de orgánicos, pueden conseguirse en algunos mercados, y en casi todas las dietéticas y almacenes saludables.
TENDIENDO REDES
"En el camino de empezar con esta idea y poder concretarla, hemos conocido a mucha gente hermosa que nos ha ayudado también guiándonos con los trámites de la certificación. Interactuamos con proveedores, se tejen redes desde el trabajo y amistad que son valiosísimas. De hecho, tenemos una peña en la que nos juntamos las familias, intercambiamos experiencias, más allá de lo rentable, se generan vínculos muy valiosos y solidarios".
Autoras: @negraloremedina / @pendasflorencia
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