Marianela y Luján, la pasión de ser bombero. Un trabajo que no sólo es cuestión de fuerza, sino de compromiso y amor por ayudar al otro

Por: Lorena Medina (@negraloremedina) y Florencia Pendas (@pendasflorencia)

El Día Internacional de la Mujer conmemora la lucha de mujeres en busca de derechos laborales y sociales. Cada año y con más fuerza resuenan las voces en las distintas convocatorias y marchas que se hacen en diferentes sitios del planeta.

Pero más allá del día puntual, más allá y más acá del 8M, hay pequeñas luchas diarias a las que nos enfrentamos todas. En menor o mayor medida, todas en algún momento hemos tenido que elevar la voz para visibilizarnos.

Hay mujeres que todos los días emprenden una nueva lucha en sus puestos de trabajo, que hacen "malabares" para desarrollarse en sus profesiones sin dejar de lado, el deseo de ser madres y estar presentes en sus familias.

Luján Marquez y Marianela Nuñez, son dos mujeres policías bomberos que trabajan en la dotación del cuartel central de nuestra ciudad.

Ellas son dos de las siete que están trabajando en ese destino, a las que se les suman cuatro en el cuartel de Villa Italia, donde incluso una de ellas es la única chofer femenina en la ciudad.

Luján es una de las más nuevas en el cuartel, "hace cinco años que termine mi carrera como policía, estuve en destinos como Ezeiza, La Matanza y Mar del Plata, hasta que, hace dos años, pude venir a Tandil como bombero que es lo que siempre quise", cuenta esta mujer que además tiene tres hijos, la más pequeña de poco más de un año. Es tercera generación de bomberos en su familia, nunca pensó en hacer otra cosa y el deseo fue tanto que encaró la carrera aun teniendo ya a sus hijos más grandes. "Fui mamá muy joven, pero mi mama y mi abuela me ayudaron mucho para que pueda estudiar, fue duro, pero con la compañía de ellas lo pude lograr. Estudie la carrera de policía para poder ser bombero, esa era mi meta".

Luján, en cambio, está en el cuartel hace casi 20 años y su deseo era ser policía, pero cuando le hablaban de la posibilidad de ser bombero..."no quería saber nada".

Ella es de La Matanza, cuando la destinaron a Tandil, al cuartel, tuvo que adaptarse, y se sintió tan a gusto que ahora no concibe su vida sin ser bombero. "Al principio no me hacia a la idea de trabajar de bombero. Pero una vez que estuve empecé a involucrarme más y lo que me termino de hacer amar esto, es el cariño y el reconocimiento de la gente que valora mucho que uno esté dispuesto a ayudar. Cuando vienen los colegios a visitarnos y te muestran esa admiración por lo que haces, te das cuenta de porqué esto es una pasión", cuenta Luján, que acaba de bajarse del camión tras acudir al llamado desde una vivienda.

Deja el equipo en el vestuario, acomodado para la próxima salida (que no saben cuándo será) y se dispone a sumarse a la charla que habíamos comenzado con Marianela. "Tenemos turnos de 48 horas y cada uno es una incertidumbre porque no sabes que te puede tocar hacer, todos estamos preparados para lo que sea que tengamos que afrontar", cuenta.

A la hora de referirse a la parte humana de ser bombero, Luján no duda en definir al grupo como una familia. Si bien reconoce que cuando ella ingresó, "era un poco difícil que te hagan sentir parte, recuerdo que estuve todo un verano haciendo prácticas intensivas y quedé. Ahora, aunque es más normal, siempre está ese pensamiento del otro de que no vamos a poder. Pero este trabajo, no es sólo una cuestión de fuerza, sino de voluntad y de amar lo que haces". Ella también ingresó teniendo hijos chicos, e incluso fue mamá dos veces más (tiene 4 hijos) ya estando en el cuartel. "Este lugar es mi segunda casa, y mis compañeros son familia, paso con ellos más tiempo que con los míos, acá lloramos, nos reímos, nos enojamos, nos contamos cosas de nuestras vidas, nos ayudamos después de cada salida. Hay compañeros que han cuidado a mis bebes para que yo pueda darme una ducha. Acá amamante a mis hijos...es mucho lo que se vive".

Lujan Marquez, también lleva en la sangre el sello de pertenecer a la fuerza y la necesidad de ayudar al otro, aunque las situaciones sean difíciles de atravesar. "Cuando nos toca subirnos al camión de accidentes, lo primero que pensamos es que no sea un familiar, que no sea un conocido y que no haya chicos involucrados, pero llegas al lugar y trabajas. Te afecta lo que ves, escuchas a alguien llorar o gritar, y eso afecta porque somos humanos. Después llegamos al cuartel y cada uno se toma su tiempo, charlamos, y contamos lo que sentimos para poder entre nosotros ayudarnos a sobrellevar el momento y estar listos para volver a salir."

Después de la charla ellas siguen con lo suyo, con el equipo "apresto", pantalón con las botas, la chaqueta, la monjita y el casco, todo debidamente acomodado. Siempre pensando en la necesidad de estar para el otro, cualquiera sea la situación.

Son mujeres con doble tarea en su trabajo (policía y bombero), pero también, son compañeras, madres, hijas, hermanas, que han decidido hacer lo que aman y aman cada rol que desempeñan.

El camino de las mujeres bombero en Tandil lo abrieron Analía González y Marcela Vapore que ingresaron en 1992, ellas fueron las primeras.

Hoy ya no nos llama la atención ver mujeres desarrollando esta tarea, pero es importante destacarlas, porque no son senderos fáciles de transitar, aunque parezcan más allanados.

Hoy 8M es un día para celebrarnos, abrazarnos por lo que hacemos a diario, no castigarnos por lo que aún no alcanzamos y para acompañarnos a seguir visibilizado las luchas diarias de todas y cada una, en cualquier ámbito.