18 de enero de 2025
Sabrina se puso al frente de la recolección de material para sumar al Archivo de la Memoria Trans-Travesti las historias de tandilenses fallecidas y sobrevivientes. Nos habló de la necesidad de conocer la historia para entender el presente, pero también nos abrió las puertas de un mundo de dolor, en el que los lazos de amor se hacen más fuertes compartiendo la angustia. La Lupa Random hoy se detiene en Sabrina, su historia y la de muchas otras que necesita ser contada, para encontrar algo de luz entre tanto sufrimiento y oscuridad.
Por Lorena Medina (IG @negraloremedina)
En los últimos días de diciembre se realizó en Tandil la 5ta Marcha del Orgullo y el Parque de la Industria se llenó de color, arco iris, brillo y música para vivir una nueva jornada, en la que se buscó, entre otras cosas, visibilizar al colectivo LGBTIQ+.
Como siempre, en este tipo de propuestas la diversión es
uno de los pilares. Con la conducción de dos drag queen, fueron pasando por el
escenario distintas propuestas artísticas y los visitantes también podían
visitar stands de emprendimientos.
Entre ellos, había uno que llamó particularmente mi
atención, el del Archivo de la Memoria Trans, con fotos y reseñas. Ahí, Sabrina
me contó de qué se trataba, mire en las imágenes exhibidas, varias caras
conocidas de mi adolescencia, tantos recuerdos. Y decidí poner ahí La Lupa
Random.
Cuando terminó la marcha, me quedé, por un lado, con el
color y la diversión de la propuesta y por el otro con una sensación de un
trasfondo de dolor y oscuridad que buscan salir a la luz.
Sabrina es una chica trans, sobreviviente a una época muy
dura para las diversidades. Ella es quien se puso al frente la recopilación de
las historias de trans y travestis de nuestra ciudad para sumar al Archivo de
la Memoria Trans que funciona en Buenos Aires.
"Traer el archivo de la memoria travesti - trans a Tandil
es muy importante. Es recordar a nuestras compañeras que han fallecido por
travesticidios, trasnfemicidios. Es un trabajo que lleva mucho tiempo,
conseguir fotos, testimonios, que nosotras hablemos de nosotras, de cómo las
conocimos.
Cómo nos vinculábamos entre nosotras, en aquellos tiempos
en los que por los artículos 68 (escándalo en la vía pública) y 92 (vestimenta
no adecuada al sexo de nacimiento) pasábamos muchos días presas. Esos artículos
contravencionales y penales que empezaron en el 76, después con la llegada de
la democracia, en el 83, siguieron estando hasta que fueron derogados en el 95,
y siguieron funcionando hasta el 2002, aunque con penas menores."
Sólo con esa introducción, Sabrina me ubicó en una
realidad que nunca antes imaginé. Pensar a mis 45 años que, en mi adolescencia,
mientras yo salía a bailar con mis amigas, alguien de mi misma edad estaba
siendo metida en un patrullero o violentada, me erizó la piel.
Si bien por supuesto sabia de la discriminación social,
Sabrina me abrió la puerta a un mundo completamente desconocido, doloroso,
oscuro con fantasmas que son atemporales, que no mueren y que las atormentan a
diario.
"El archivo es necesario para que les juventudes,
conozcan de dónde viene la lucha. Porque para llegar hasta acá, hemos sido
abusadas y maltratadas, y aunque se avanzó mucho, todavía estamos en una
marginalidad. Nuestra expectativa de vida sigue siendo muy corta, muchas
compañeras de esa época nos inyectábamos siliconas para formarnos como mujeres,
con daños en el momento y que vas notando con el correr de los años. Y las
vivencias traen marcas psicológicas que son fantasmas muy difíciles de
sobrellevar", cuenta con un dolor que se le volvió normal.
En esas épocas, que ella define como "muy duras", narra a
modo de referencia que "nos apresaban en calabozos a la intemperie, éramos violadas
por policías cuando te llevaban al baño, no te pasaban la comida. La policía capaz
te agarraba en la calle y te obligaba a acceder a tener servicios con alguno.
Con esas cosas nos enfrentábamos cada vez que poníamos un pie en la calle, fueron
momentos muy duros y lo normalizábamos".
La visibilización del Archivo de la Memoria Trans, busca
también, que se conozca la historia de sobrevivientes como Sabrina quienes
trabajan por una Ley de reparación histórica, que las contemple para "no seguir
prostituyéndonos, sometiéndonos a más deterioro de nuestra salud mental. Muchas
compañeras se han suicidado y tantas otras han sido víctimas de
transfemicidios."
Tampoco tienen un acceso a la salud en sus problemáticas
puntuales como por ejemplo las consecuencias de las inyecciones de silicona,
entre otras.
La charla con Sabrina seguramente removió en ella
momentos indeseados, momentos que tiene plasmados en escrituras que tal vez
algún día cuando ya no duela tanto enfrentarse a esos fantasmas, podrán salir a
la luz para que siga sanando.
Pero para mí, abrió las puertas de un mundo paralelo que aún está ahí. Una realidad que no se termina de visibilizar y que a veces hasta se banaliza. En esta charla Sabrina me hizo sentir el dolor y el sufrimiento en primera persona.
Algunas que ya no están, pero están
En el archivo de Tandil se reflejan historias de tres personas
que han fallecido a muy temprana edad. Cecilia, Paula y Marcela, cada una con
su particularidad y desde el lugar que le tocó ocupar forma parte de este
camino que se allano a fuerza de dolor.
"A Cecilia la conocí como un icono, era hermosa, llegó a
estar entre figuras del espectáculo, trabajando en lugares de mucha exposición.
Falleció a muy temprana edad en Mar del Plata", recuerda con nostalgia.
"El caso de Marcela fue público, a ella la mataron
apuñalándola. Pude ir al velorio, estuve en contacto con la familia. El caso
fue muy raro, en todo momento se intentó ensuciarla, estuvo un tiempo
intentando recuperarse y finalmente falleció."
Con Paula en cambio, Sabrina tuvo otra relación y sonríe
cuando habla de ella... "Paulita fue un poco la tía de varias. Cuando empezamos
con Mariana (mi hermana travesti del alma), Paulita que era un poco más grande,
nos abrazaba y contenía, nos daba mucho amor. Un verano nos fuimos juntas la
pasamos hermoso, nos divertimos mucho y ella estaba radiante, ahora a la
distancia creo que sabía que se acercaba el final."
Los guetos
La historia siempre es fundamental para tratar de
entender el presente, en cualquier ámbito y de cualquier tema del que elijamos
hablar. Lo que ahora es más fácil de oír como la diversidad, la autopercepción,
antes eran temas de los que no se habla. Si en el seno de una familia alguien
decía que era gay, posiblemente lo echaban de esa casa y ni que hablar de la
vergüenza y la condena social.
"Nosotras, cuando salimos de nuestra casa, muchas sin el
apoyo de nuestras familias (aunque en mi caso después lo tuve) nos juntábamos y
formábamos nuestra familia trans. Teníamos 15 o 16 años y nos íbamos a la casa
de una travesti más grande, vivíamos en guetos, donde las más grandes nos cuidaban,
nos contenían", menciona Sabri marcando un contexto inimaginable. "Salís de tu
casa a los 15 y de ahí a prostituirte, entras en una realidad que te cambia
todo. Tu razonamiento empieza a modificarse radicalmente. En esa época Tandil
era muy hostil, nos tiraban piedras, nos perseguían y entonces nos íbamos. Después
venía la otra parte que era armarte como mujer hegemónica para poder trabajar,
no podíamos pensar en otro trabajo que no sea el de la prostitución y para eso,
había que gestionarse un buen cuerpo."
Y en esa vorágine, se sometían a tratamientos caseros sin
medir consecuencias, que además las marcan para siempre, como por ejemplo
inyectarse siliconas, que no sólo las condicionan en la actualidad, sino que
además de acuerdo a quien hiciera el nexo para colocárselas, definía el gueto
al que pertenecerían y los lugares donde trabajarían.
Sobrevivir
"Siempre digo que yo no pensaba en quedarme. Nunca pensé
en llegar a esta edad, pero no porque no tuviera perspectiva de futuro, sino
porque la supervivencia no me permitía mirar o pensar más allá".
Como una sobreviviente, así se define y reconoce Sabri,
con esa dicotomía entre la tristeza de no proyectar y el orgullo de saberse más
fuerte que muchas de las cosas que le pasaron. A los 13 años le contó a su
familia la decisión de empezar una transición, a los 16 sufrió su primera
violación, que recién hace un tiempo pudo llamar así, porque antes creía que
"era mi culpa por ser marica". Después llegaron más violaciones y hasta estuvo
inmersa en una red de trata en Europa viviendo junto con siete compañeras en
una habitación.
Cuando uno la invita a mirar hacia atrás y hablarle a esa
adolescente que fue, un poco le cuesta. "Hay una dicotomía en mí, porque puedo
sentir orgullo, pero también hay una enorme angustia y tristeza que no es fácil
de sobrellevar. Siempre en un momento del día aparece eso. A mí por suerte me
gusta escribir y canalizo por ahí. Nuestra salud mental es muy endeble y en mi
caso, que aún ejerzo la prostitución esos fantasmas vienen todo el tiempo...salir
a la calle y pensar que todo el mundo te mira o escuchar el sonido de la radio
de un patrullero y pensar que te van a parar, pasar por una comisaria en la que
estuve presa y pasaron cosas, son momentos que disparan mucha ansiedad y el
corazón se acelera."
El amor
"El amor es todo para mí. El abrazo de mamá, el de mis hermanas, el amor de mis amigas, el amor por las pequeñas cosas. Las alianzas más fuertes son con Mariana, con las compañeras que estuvieron en la carpa (NdR. El stand de la 5ta marcha del orgullo), tengo a mis amistades con las que hemos compartido cosas muy feas y también lo lindo. Con ellas sé que es amor puro."
Un anhelo
"Antes de morirme quiero dejar el legado de que nuestras
historias no queden acá. Que puedan continuar compañeras sobrevivientes, que
nuestra historia no se pierda", cuenta.
Y para su vida hoy le gustaría un trabajo formal porque "no puedo sostener más el desgaste corporal". "Y por supuesto en lo colectivo, que se sigan visibilizando nuestras problemáticas, que no sigamos siendo víctimas de transfemicidios".
Más información
En Tandil, Casa Violeta @casavioleta_tandil
https://archivotrans.ar/index.php
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