13 de febrero de 2025
Comenzó la cuenta regresiva para el 21° "Carnaval de mi Tandil" que tendrá lugar los próximos 1, 2, 3 y 4 de marzo, en la Avenida del Encuentro.
En la previa, las agrupaciones carnavaleras cuentan cómo nacieron, cómo crecieron y se preparan para esta nueva edición. Hoy, una de las fundadoras de la fiesta local: "Flor de Murga"
Cuenta Dardo Casal que le costó dejar de ser niño: en
aquella patria de la infancia los días más felices siempre fueron en Carnaval.
Pero a los 20, cuando languidecía su adolescencia y la nostalgia por los
tiempos de jugar en la vereda convivía con los sueños de juventud y el "flower
power", supo para siempre que su misión en esta vida era hacer reír a la gente,
divertir al pueblo. "Siento ese amor al Carnaval desde que estaba en la panza
de mi madre. Ella era una persona muy alegre, se disfrazaba y participaba de
los corsos de antes, desde que me acuerdo. Y cuando tuve 5 ó 6 años ya me sumé
a las caravanas que se armaban en el barrio, con los baldes cargados, en la
caja de un camión y cantando al paso, jugando con el resto de los vecinos",
recuerda el creador y fundador de Flor de Murga, junto con su compañera de toda
la vida, María del Carmen Silva.
El 17 de octubre de 1986, viajó junto con un grupo de
militantes de la Juventud Peronista (JP) para ser parte de un acto
multitudinario en Plaza de Mayo. Allí, en el medio del fervor y del retumbar de
los bombos nació la idea de armar una murga. "Fue en ese instante de alegría
compartida donde floreció Flor de Murga", subraya. La vuelta a casa terminó de
definir el proyecto: sus compañeros de viaje fueron los primeros integrantes de
la agrupación, contagiados por el entusiasmo, convencidos de la necesidad de
salir a decir cantando y volver a sonreír sin miedo, en tiempos en los que el
horror de la peor dictadura cívico militar de nuestro país todavía congelaba el
espíritu colectivo.
Debutaron en el carnaval 1987 de Moreno y Arana. Por
entonces, no había murgas. La mayoría eran comparsas. Por eso su irrupción fue
novedosa: más de 40 integrantes, venidos de todos los barrios de la ciudad,
cantando cuartetas, al estilo de las murgas uruguayas. El número presentado en
aquel primer carnaval se llamó "Te acordás laburante, qué tiempos aquellos", una
evocación a los tiempos felices de la clase obrera argentina. Carlos Catalano y
Raúl Echegaray fueron los autores de las letras.
"La convocatoria para aquella primera murga fue
impresionante: ya con la idea bastante madura empecé a recorrer los barrios en
la bici, a hablar con los padres de los pibes que querían participar. En pocos
meses armamos todo, llegamos al corso de Moreno y Arana y nos anotamos para
desfilar. Aquel año pasaron dos cosas insólitas: se nos rompió el sonido la
primera noche y era tal el entusiasmo del público que tuvimos que dar más
vueltas que las previstas por la organización que ya, de movida, era un
circuito a la redonda de 18 cuadras", relata.
Durante 1989, 1990 y 1991, con Cacho Testa como director de
Cultura, los carnavales se mudaron a Avenida España. El recorrido unía el
trayecto desde Colón a Rivadavia y la consigna era precisa: por reglamento, las
murgas que participaran deberían cantar estribillos picarescos. Así terminó de
definirse el alma de Flor de Murga: una voz popular para una verdad colectiva.
"Si tuviera que elegir un mensaje de todos estos años
ininterrumpidos de participar en los carnavales de Tandil me quedo con el
homenaje que le hicimos al Padre Raúl Troncoso (2024) pero miro para atrás y me
encuentro con el año en que hablamos del uso de agrotóxicos o el "Mueva,
Tandil, mueva", en defensa de las sierras; "Al gran bombo argentino, salud" o
"Bajá un cambio", referido a la educación vial. ¿Sabés qué pasa? Es que
mientras lo preparamos nos vamos enamorando de ese tema y siempre nos parece
que va a ser el mejor de todos", agrega María del Carmen, letrista de la murga.
El bullicio que se apaga con la quema del Momo no dura
demasiado en el galpón de la casa de los Casal. Flor de Murga está en la calle
todo el año, cuando la ocasión lo amerita, cuando se los convoca, cuando hay
una causa justa y solidaria que anime a desempolvar los bombos y platillos. En
2005, batieron su propia marca: más de 80 actuaciones en el año, pero,
regularmente, no bajan de las 50. Lo mismo sucede con sus integrantes: en pleno
Carnaval llegan al medio centenar que cubre de cordón a cordón el adoquín de
Machado. Por eso, en todos estos años, han llegado a pasar cerca de 1500
integrantes, algunos se hicieron familia y otros fueron, por un rato, los hijos
de esta pareja que supo escucharlos, aconsejarlos y sostenerlos cuando hizo
falta.
- ¿Qué significa el Carnaval para "Flor de Murga"?
- Para nosotros es importante, sin embargo, creemos que es
mucho más importante para la gente. Para muchos vecinos son sus vacaciones y
para quienes participamos es el trabajo que disfrutamos a lo largo de todo el
año en lo que nos toca: escribiendo las letras, armando carrozas, bordando
lentejuelas en los trajes y alpargatas. Toda la familia se suma desde algún
lugar. Detrás de cada pibe que desfila hay una mamá, una tía o una abuela que
se quedó toda la noche cosiendo y preparando el vestuario. Por eso siempre
decimos que hay que lucir de la mejor manera, aunque el carnaval sea gratis. La
gente hace un sacrificio para llegar hasta la Avenida del Encuentro, muchos de
ellos permanecen parados todo el desfile, se organiza el día para poder ir en
familia a la fiesta del pueblo. Tenemos que estar a la altura de ese esfuerzo,
ganarnos el aplauso con nuestra mejor sonrisa.
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