El retiro del deportista que puso a Tandil en los ojos del mundo

Por Bernardo Paredes

El domingo 1 de diciembre será una fecha muy recordada porque ante una multitud, y con la presencia estelar de Novak Djokovic, Delpo tuvo su merecida fiesta de despedida. El público que colmó Parque Roca, como las miles de personas que desde sus casas siguieron el evento por TV o redes sociales, le retribuyó con innumerables muestras de cariño por todo lo que Juan Martín dio a lo largo de sus veinte años como tenista profesional.

"Gracias a todos por haber hecho una despedida mucho más linda de lo que soñaba", con esas palabras este lunes el tandilense de 36 años agradeció en sus redes sociales. Las últimas semanas las vivió con mucha adrenalina, nervios y con la incógnita lógica de no saber como respondería la béndita rodilla, después de las ocho operaciones que sufrió y que hace algunas semanas reconoció, en una entrevista brindada al diario La Nación.

El sentido de pertenencia de Del Potro con su ciudad natal lo evidenció desde el primer momento. Fue uno de los principales embajadores que dio Tandil en los últimos treinta años y nunca ocultó su amor y cariño para "su lugar en el mundo", como cada vez lo decía cuando le tocaba hablar o contar sobre las bondades y cualidades del lugar donde nació en la primavera de 1988.

Con el correr de los años, a partir de su empatía, sus logros y las muestras de superación ante la adversidad, Del Potro se fue ganando la admiración y el respeto no solamente de sus colegas sino de los fans de todo el mundo. La conquista del Us Open 2009, con tan solo 20 años, fue uno de los hechos consagratorios para lo que serían las siguientes temporadas llenas de títulos, medallas olímpicas y la Copa Davis.

En el medio, los tandilenses cada día lo amaron más y la ciudad, tanto en nuestro país como en el mundo, ya comenzaba a ser sinónimo de Del Potro. El ingreso en autobomba a la ciudad, tras la conquista de su único Gran Slam, como también la salida al balcón municipal cuando conquistó una medalla olímpica y la Copa Davis, pusieron a Tandil nuevamente en boca de todos. El impacto de sus logros potenció a que muchas familias planificarán sus viajes a la ciudad del tenista y conocer un poco sobre sus orígenes.

Tandil le dio paz y tranquilidad en los momentos donde necesito refugiarse con su círculo más íntimo. Allí, la familia y los amigos fueron claves para acompañarlo en las mieles del éxito pero también para contenerlo cuando las lesiones le privaban hacer lo que más quería: jugar al tenis. Inconscientemente, Del Potro ayudó al crecimiento de una ciudad donde reina la paz pero también la que te ofrece las bondades de sus paseos turísticos y la que te da la seguridad de una muy buena calidad de vida.

El ex número 3 del mundo, con sus más de veinte títulos profesionales, las dos medallas olímpicas, la Copa Davis y la infinidad de premios y reconocimientos que ganó, se coloca como el mejor deportista de la historia de la ciudad y quizás como una de las cinco personalidades más importantes que dio las sierras en sus 201 años de vida.

Del Potro deja un legado inigualable pero también una clara muestra que con esfuerzo, lucha, sacrificio y convicción las cosas se pueden conseguir. Sumado al espíritu de resiliencia que aplicó en los últimos tiempos luego de tantas cirugías que atravesó. Mientras que él y su familia, se llevarán algo muy especial como lo fue el reconocimiento público de Novak Djokovic por "esos grandes valores que le dieron su familia y que demuestran lo muy buena persona que es".

Con sensaciones de alegría pero al mismo tiempo de tristeza, el retiro del deportista que puso a Tandil en los ojos del mundo tuvo una merecida despedida, a tono con lo que fue una carrera mucho más grande de la que podría haber soñado. No solamente por sus logros, sino por el cariño y muestras de afecto que le dieron en su ciudad de origen, en cada rincón del país y en todo el mundo donde dejó su sello. El tenis lo va a extrañar pero Tandil siempre lo recordará como uno de sus hijos pródigos.