27 de diciembre de 2024
En conferencia de prensa que se llevó a cabo en la Casa por la Identidad de la sede de Espacio Memoria, ex ESMA. "Encontramos al hijo de Marta Enriqueta Pourtalé y Juan Carlos Villamayor, nacido en diciembre de 1976. Son así 138 los casos resueltos en estos 47 años de búsqueda inclaudicable de verdad e identidad".
Con enorme felicidad, las Abuelas de Plaza de Mayo comunicamos el encuentro de un nuevo nieto. Se trata del hijo de Marta Enriqueta Pourtalé y Juan Carlos Villamayor, nacido en diciembre de 1976. Son así 138 los casos resueltos en estos 47 años de búsqueda inclaudicable de verdad e identidad.
La familia
Marta Pourtalé nació el 5 de mayo de 1946 en Azul, provincia
de Buenos Aires. Juan Carlos Villamayor nació el 28 de abril de 1955, era
oriundo de Buenos Aires.
Juan Carlos y su hermana fueron criados por su mamá, su papá
había fallecido cuando él tenía un año. La familia vivía en José León Suárez. A
los 11 años, Juan Carlos empezó a trabajar en una zapatería de Boulogne. Fue
Boy Scout y sus allegados lo recuerdan como una persona sensible, solidaria y
con mucha iniciativa. Le gustaba organizar bailes, era fanático de River y de
la música. Tocaba la guitarra y admiraba a Pappo, Spinetta y los Rolling
Stones. Trabajó en la fábrica Fargo y en Colorín, por eso lo apodaban "Negrolín".
Tenía 17 años cuando conoció a Marta. Ella era oriunda de
Azul, donde cursó el profesorado de Historia en el Colegio Normal. Tuvo
distintos trabajos como administrativa, el último en Entel. Marta era mayor que
Juan Carlos y cuando se conocieron ya tenía un hijo, Diego Antonio, con una
pareja anterior. Cuando Juan Carlos cumplió los 21 años, le dio a Diego su
apellido.
La pareja militaba en Montoneros. A ella la llamaban "La
Negra" o "María" y a él también le decían "Ricardo" o "El Negro".
El 10 de diciembre de 1976, la pareja fue secuestrada en su
domicilio de la Ciudad de Buenos Aires, en un operativo perpetrado por personas
vestidas de civil. Ella estaba embarazada de ocho meses y medio. La pareja fue
vista en el centro clandestino de detención ESMA, que funcionó en este predio,
donde posiblemente se haya producido el nacimiento del nieto 138. Hasta el
momento se tienen contabilizados más de 30 nacimientos en este Centro
Clandestino. Sus padres pensaban llamar Soledad o Manuel al bebé que esperaban.
La búsqueda
Al enterarse del secuestro, María del Carmen Villamayor,
hermana de Juan Carlos, y su madre, Carmen Antonia Morinigo, emprendieron el
recorrido que también debieron atravesar cientos de familiares: presentaron
hábeas corpus, visitaron tribunales y cárceles, sin éxito.
En septiembre de 1979, Carmen Morinigo logró presentar la
denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), de visita
en el país para recoger información sobre las violaciones a los derechos
humanos cometidas por la dictadura. En la ampliación de esa denuncia, Carmen,
de puño y letra, escribió: "En la carta que les entregué personalmente en
septiembre pasado denuncié la desaparición de mi hijo Juan Carlos Villamayor y
de mi nuera Marta Enriqueta Pourtalé (...) Ella en el momento que desapareció
estaba embarazada de ocho meses y medio por lo cual queremos saber, como
imaginará, qué fue del bebé".
Por la rama materna, el tío Pedro Pourtalé fue quien recibió
un llamado de la Comisaría de Villa Ballester para buscar a un menor de cuatro
años. Diego, su sobrino, había sido dejado allí, pero le negaron información
sobre el paradero de su hermana y su cuñado. Pedro junto a su mamá, crió al
niño y, tiempo más tarde, denunció el caso de Marta y Juan Carlos ante la
CONADEP.
Diego supo que esperaba un hermanito desde los primeros
días. Cuando su mamá y Juan Carlos le contaron, hizo un dibujo de la familia incluyendo
al bebé. Diego continuó esta búsqueda desde el grupo de familiares que
participa activamente de Abuelas.
El caso
Las Abuelas, en 1988, habían presentado una denuncia que
hablaba de un niño que podría ser hijo de desaparecidos. Desde 1999 la Comisión
Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI) trabajó en la investigación del
grupo familiar Villamayor-Pourtalé para que, a partir de esa reconstrucción, el
Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) fuera incorporando las muestras
biológicas de la familia. Por otro lado, un joven que fue convocado por la
justicia dio su muestra de ADN, que fue ingresada al BNDG en el marco de la
causa 188/2000 impulsada por Abuelas de Plaza de Mayo.
Esto demuestra, una vez más, la imprescindible e incansable
labor de los distintos mecanismos que nuestro país fue creando para lograr
resultados por los que somos admirados en el mundo.
Abuela junto a la CoNaDI abrió el legajo del grupo familiar
Villamayor-Pourtalé. Luego, el BNDG fue cotejando todos los perfiles. A su vez,
la Unidad Especial de Investigación de CoNaDI, y la Unidad Especializada para casos de
apropiación fueron aportando datos
relevantes al juzgado a cargo de la jueza María Romilda Servini de
Cubría, que finalmente convocó al hombre a realizarse el estudio de ADN. Ayer,
el Juez Daniel Rafecas informó al nieto 138 los resultados. Todo este proceso conjunto permitió la
restitución de su identidad y abrió su camino hacia la verdad.
La verdad siempre sale a la luz
Esta restitución es, una vez más, la muestra de las
consecuencias del terrorismo de Estado en el presente y, también, de la
necesidad de dar centralidad a las políticas de derechos humanos para que los delitos
de lesa humanidad cesen.
La CoNaDI y BNDG fueron instrumentos indispensables para la
resolución del caso. En la consolidación de nuestra democracia la Secretaría de
Derechos Humanos ha acompañado nuestra lucha en busca de las respuestas que los
perpetradores nunca nos han querido dar. Este organismo del Estado se encuentra
atravesando uno de los ajustes más brutales con la reducción de su personal a
partir de una plan de desmantelamiento.
El delito más aberrante de la dictadura se hace evidente en
cada restitución: mantener viva a una mujer embarazada, someterla a las peores
vejaciones hasta dar a luz a su bebé en condiciones inhumanas, para luego
robarle a su hijo y sustituir su identidad. Aunque tarde, con este encuentro,
este crimen cesa. El pueblo argentino ya ha repudiado estos crímenes horrendos.
Por eso llamamos a que lo siga haciendo y queremos agradecer a todas aquellas
personas, instituciones, donantes y dependencias estatales que durante este
2024 nos acompañaron para seguir sosteniendo la búsqueda.
Hoy celebramos la restitución del nieto 138 y desde Abuelas
pedimos que se sostenga el trabajo de la Secretaría de Derechos Humanos de la
Nación, una herramienta imprescindible para la defensa de estos derechos
fundamentales.
Al hijo de Marta y Juan Carlos lo abrazamos en la verdad y
esperamos que pueda construir un vínculo amoroso con la familia que siempre lo
buscó y lo quiso.
Y a todos y todas les decimos que seguiremos trabajando para
encontrar a los 300 nietos y nietas que aún nos faltan.
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