"Todos estamos intentando superar algo"

Por. Lorena Medina (@negraloremedina)

Dicen que todas las personas tenemos un don y que está en cada uno descubrirlo, trabajarlo, potenciarlo y que ese don se expande más cuando lo ponemos al servicio de otros.

En una tarde de feriado cualquiera, en el Playón del Dique, debajo del toldito desplegado de un motor home verde, un chico de mirada cálida charla con la gente que se acerca y hojea los libritos expuestos sobre la mesita de madera. Calendario, Hacer el amor, ELLA, Pedí un deseo, Instrucciones para salvar un corazón, son los cinco hijos literarios de Nico Andreoli, un joven de 35 años oriundo de Lanús, que un día sintió la necesidad de escribir y así fue descubriendo su don.

Desde la adolescencia, Nico sentía que lo suyo era el arte, estudió un terciario de teatro y escribía obras. "Así empecé escribiendo, después sentí la necesidad de ponerle mi cara a lo que escribía y compartirlo. Con los viajes con teatro, me di cuenta de que esa era una pasión, viajar, me exploto la cabeza y dije quiero hacer esto. En ese momento recién empezaban a utilizarse las redes e internet y bueno, después todo se fue dando", cuenta Nico, mientras dedica sus libros e intercambia mates con la gente.

Animarse a viajar, también le devolvió la confianza en lo desconocido, vivir en Lanús se había puesto difícil en cuanto a la seguridad y ya no quería para él la paranoia de salir pensando en que algo iba a pasar.

"Puedo y debo decir que hoy vivo la vida que soñé, pero que siempre depende de cómo lo viva uno...hay personas que viven la vida que soñaron, pero no se dan cuenta, están angustiados en busca de vaya a saber qué. Entonces todo depende de cómo veamos el presente y de cómo juguemos las cartas que tenemos."

En una charla que podría ser de cualquier tema, tira frases concretas y profundas que le salen del corazón y que dejan pensando a quien lo escucha. "Dejo que las cosas se vayan dando, me gustaría poder proyectar, pero no soy muy organizado. Bueno, soy así, de todos modos, siento que el esfuerzo más grande era vivir sin hacer lo que me gustaba. Es más pesado hacer lo que uno no quiere, que animarse".

Su vida nómade comenzó en abril visitando el sur de nuestro país, pasaron por Chile y ahora comenzaron a recorrer la costa Argentina. Nuestra ciudad le sentó muy bien "es muy hermoso Tandil, me sorprendió lo bonita y grande que es, lo cuidada que está. El contacto con la gente es súper lindo, directo. Me entero lo que le pasa al otro cuando me lee. También hago muchas preguntas sobre los lugares a los que voy, me llevo historias", cuenta.

A mí me sorprenden los abrazos que se da con la gente, algunos emocionados le dicen "no sabes cuánto me ayudaste" y a Nico parece no sorprenderle, porque la ayuda es mutua. "Me encanta esto de saber qué les pasa a otras personas con lo que escribo y que podamos hacer reales los abrazos que a veces nos damos por internet. Yo empecé con mis libros principalmente por la necesidad de contarle algo a alguien, sentarme y organizar mis ideas. Al hacerlo me di cuenta de que había gente que sentía lo mismo y lo que yo estaba haciendo de ayudarme a mí, podía inspirar o incentivar a otras personas. Hay sentimientos que son como universales".

"Hagamos el amor es el primero, hay un primer poema que fue una carta, hay poemas que me hicieron a mí animarme a seguir escribiendo", confiesa.

Ha pasado por muchos lugares, pero hay un sentimiento que siempre encuentra, sin importar el lugar geográfico en el que se ubique, ese sentimiento universal del que habla. "Siento que la palabra clave es superación, todos de una u otra forma estamos en eso, con ganas de vivir sueños, de sanar las penas...que a veces son penas que nos autogeneramos. Siento que mucha gente, al igual que yo, estamos buscando ser libres, hasta de nosotros mismos."

Sus libritos pueden hacer las veces de oráculos - al menos así me gusta leerlos a mí - porque si uno abre al azar en cualquier página encuentra un mensaje inspirador...profundo.

Recuerdo que en una oportunidad entrevistando al gran Ulises Barrera, un reconocido periodista de boxeo, me contaba que el famoso boxeador Ringo Bonavena, para las fiestas regalaba a sus amigos libros y les señalaba la página del poema que él consideraba que era para ese amigo. Ulises me contó que "Ringo era un grandote de corazón enorme que me decía, yo no sé cómo hacen estos tipos (por los escritores) para decir tan bien lo que yo siento".

El privilegio de esa nota con Ulises, sus infidencias acerca de Ringo y esta charla con Nico, me hacen pensar que, sin dudas y a pesar del paso de los años, Ringo hoy podría elegir uno de estos poemas para regalar a sus amigos.

Su Instagram @nico.andreolii