23/07/2024

Aapresid

El año del girasol: claves para que vuelva a florecer con fuerza

Con el pronóstico Niña y el drama de la chicharita en maíz, la oleaginosa tiene altas chances esta campaña. Dónde ajustar manejo para maximizar su potencial, según productores del sudeste bonaerense.

En un contexto donde el pronóstico Niña y los desafíos del maíz ponen a prueba a los productores, el girasol se alza como un faro de esperanza.

Según una nota de la Revista de Aapresid de julio, dedicada de lleno al cultivo, uno de los grandes retos para que el girasol vuelva a ganar terreno es aumentar su techo productivo, que hoy ronda los 2000-3500 kg/ha y 53-55% de aceite en híbridos con buena bonificación. Rendimiento que todavía está un 40% alejado del potencial, de acuerdo a la Red de Girasol de Aapresid, pionera en generar y difundir información sobre el manejo del cultivo.

De cara a la gruesa 2024, y para ahondar en las oportunidades de mejora, Aapresid dialogó con socios y productores girasoleros del sudeste bonaerense.

Razones para sembrar girasol

Los productores apuestan a la oleaginosa por su baja exigencia hídrica y adaptabilidad a diferentes suelos, logrando estabilidad donde otros cultivos no prosperan. "Sus raíces pueden captar agua hasta los 2,5 a 3 m de profundidad", destacan Ernesto Jauregui y Alfonso Gonzalez de la Regional Aapresid Guaminí Carhué y Trenque Lauquen, respectivamente.

Además, el cultivo aporta diversidad a las rotaciones y libera los lotes antes (fines de febrero, principios de marzo), lo que favorece la acumulación de agua, siendo un excelente antecesor de cultivos de invierno y verdeos. Otro punto a favor según Mariano Insausti de la Regional Aapresid Cuenca del Salado, es el menor costo logístico por proximidad a plantas aceiteras, como SEDA en Lezama.

Las estrategias para sacarle "jugo" al girasol

Lo primero es "cambiar el enfoque, elevar el nivel tecnológico y de insumos y no relegar el cultivo únicamente a lotes de bajo potencial", sostiene Jáuregui. Esto implica ajustar tuercas en varias cuestiones.

-Fecha de siembra según zona: En el centro oeste de la provincia de Buenos Aires y centro este de La Pampa, las fechas van del 1 y el 25 de octubre, siendo lo óptimo del 8 al 15 de octubre, detalla Gonzalez. "Ese momento permite una emergencia más uniforme y la floración antes de enero, el mes más seco y ventoso".

Yendo para la zona de Tornquist, Felipe Kleine (Regional Aapresid Bahía Blanca "Ricardo Ochoa") hace referencia a siembras entre fines de octubre y el 20 de noviembre. Incluso, siembras a fines de noviembre, similar a un maíz tardío, han tenido resultados estables en ambientes del oeste con menor potencial, cuenta Jáuregui.

-Nutrición: La fertilización es una materia pendiente en el cultivo para potenciar el rendimiento. Según Jáuregui, "los ensayos a campo muestran respuestas positivas a la fertilización nitrogenada, sobre todo con maíz como antecesor".

-Manejo por ambientes: La densidad, la fertilización variable y la elección de genética a la medida de cada ambiente hacen la diferencia en girasol.

Por ejemplo, en lomas de baja productividad, Jáuregui apunta a 25 mil plantas/ha y 80 kgN/ha, optando idealmente por híbridos más estables en rendimiento. En el otro extremo, en los bajos con napa, la estrategia es alcanzar las 45 mil plantas/ha y 120 kgN/ha, ambiente ideal para sembrar híbridos de punta que puedan expresar todo su potencial, suma Gonzalez.

-Control de malezas: Prácticas combinadas, como el uso de preemergentes, de híbridos Clearfield (CL) con tolerancia a imidazolinonas y estrechamiento de surcos, son las que permiten un control exitoso. "Siembras a 52 cm y, en algunos casos, a 35 cm mejoran la competencia del cultivo", comenta Alfonso.

Por su parte, la genética CL amplía el abanico de posibilidades permitiendo aplicar un post emergente junto a graminicidas como cletodim.

-Sanidad: Es clave no despegar la vista de las enfermedades robadoras de rinde, como Phomopsis y Alternaria. Jáuregui resalta la importancia de sembrar materiales tolerantes, monitorear y actuar oportunamente utilizando fungicidas y bioestimulantes cuando el botón floral comienza a diferenciarse (R1). Esta combinación asegura una mejor defensa en momentos de estrés térmico e hídrico de fines de diciembre y enero.

La próxima campaña ofrece una oportunidad para repensar y optimizar el cultivo de girasol, esperando que vuelva a brillar en los campos argentinos.

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