29/11/2017

Mundo

Maduro destituye al embajador en Naciones Unidas, un peso pesado del chavismo

A Nicolás Maduro no le tiembla el pulso. El gobierno bolivariano ha destituido de forma fulminante a Rafael Ramírez como embajador en Naciones Unidas, tras dos semanas de peleas intestinas en el seno de la revolución.
Ramírez es un peso pesado del chavismo, exvicepresidente, antiguo zar económico y uno de los cuatro líderes bolivarianos que pactaron a finales de 2012 en La Habana cómo sería la sucesión de Hugo Chávez, tras decidir éste que Maduro era su elegido. Incluso figuró en la quiniela presidencial, representando al sector más pragmático de los bolivarianos.
Según medios locales, Ramírez dispone de 72 horas para regresar a Caracas. El gobierno de Caracas no ha confirmado oficialmente la noticia, adelantada por la agencia Reuters, que ya se conoce en Washington.
Por su parte, Ramírez lo desmintió ante la prensa norteamericana.

Corrupción en PDVSA

Su caída se vincula a la corrupción que rodea a Petróleos de Venezuela (PDVSA), que Ramírez presidió, al igual que el Ministerio de Petróleo y Energía. De hecho, el ya exembajador fue el encargado de convertir la petrolera del estado en el brazo financiero "rojo rojito" de la revolución por encargo del propio comandante supremo.
Además de las diferencias ideológicas, la sombra de la corrupción persigue a Ramírez y a su entorno familiar. El Parlamento le acusa de apropiarse indebidamente de 11.000 millones de dólares. Denuncias parecidas afectan, sin embargo, a gran parte de la cúpula revolucionaria.
El conflicto entre el oficialismo y Ramírez alcanzó un punto de no retorno la semana pasada, cuando el exvicepresidente publicó un polémico artículo titulado "La tormenta" para denunciar a los conspiradores económicos cercanos al Palacio de Miraflores, los mismos que en 2014 le impidieron ejecutar un plan para estabilizar la equinoccial tasa de cambio impuesta por Chávez e impulsar la producción local.
La actual debacle económica le ha dado la razón a Ramírez, que también aplaudió las críticas de José Vicente Rangel, vicepresidente con Chávez, quien asombró al país al denunciar el "insoportable" costo de la vida. "Los venezolanos estamos contra la pared. No hay ingreso, sueldo o salario que soporte los incrementos de los precios de los artículos de primera necesidad o bien la dramática situación que se plantea con los medicamentos", resumió el veterano dirigente.
La exministra radical Iris Varela, ahora en la Asamblea Constituyente, se encargó del contraataque contra Ramírez contando con la venia presidencial. Ramírez se defendió en redes sociales ("Quien me ataque a mí debe pensar un poquito, solo un poco, porque Chávez me tuvo 12 años a su lado.
Pero además, cuando estaba muriendo, solo llamó a cuatro y yo estaba allí. Así que ningún advenedizo puede venirme con cuentos a mí. ¡Viva Chávez! ¡Venceremos!"), pero ya su suerte estaba echada. Incluso Maduro utilizó una de sus expresiones favoritas para asegurar que "quien cae en la lengua de Iris Varela se seca, el que traiciona a la revolución se seca".

Descargos de la oposición

El fiscal impuesto por la Asamblea Constituyente, Tarek William Saab, inició hace semanas unas cruzada contra la corrupción en PDVSA, que ha significado el apresamiento de la cúpula de Citgo, la filial de PDVSA en EEUU, a quienes acusa de irregularidades en la refinanciación de la deuda. La corrupción, las malas prácticas gerenciales y el abuso político de la petrolera han hundido su producción a números de hace tres décadas (menos de dos millones de barriles por día) y han disparado su deuda a los 70.000 millones de dólares.
"Solo mediante pases de factura y ajuste de cuentas entre bandas del PSUV es como caen corruptos. Tenemos años denunciando al bandido de Rafael Ramírez y lo protegían. Cayó en desgracia", disparó el dirigente opositor Andrés Velásquez.
"Se están matando entre ellos, Ramírez fue como un hijo para Chávez", añadió el diputado opositor José Guerra.
En un movimiento sorpresa, Nicolás Maduro entregó hace 72 horas el poder petrolero a los militares, destituyendo a su presidente, Eulogio del Pino, y al ministro de Energía y Petróleo, Nelson Martínez. Al frente de PDVSA situó al general de la Guardia Nacional Manuel Quevedo, sin ninguna experiencia en el sector.

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