16/11/2017

Mundo

EEUU: suspendieron la ejecución de un condenado tras media hora sin encontrar una vena para darle la inyección letal

Es la tercera vez en la historia de EEUU que suspenden una ejecución después de que haya empezado.
Alva Campbell debería haber muerto este miércoles a las 10. Pero la ejecución de este preso gravemente enfermo fue suspendida después de una calvario de media hora en el que los verdugos no lograron encontrar una vena adecuada para inyectarle las sustancias mortales, informaron medios locales.
Durante largos minutos, los agentes del Centro Correccional del Sur de Ohio intentaron colocarle un catéter, tanto en venas de los brazos como de las piernas, para administrarle la inyección letal, pero finalmente desistieron, relataron periodistas que presenciaron la escena.
En algún momento, el hombre se sacó los anteojos y se restregó los ojos. Daba la impresión de que lloraba, de acuerdo con el diario Columbus Dispatch. Tras cada intento, un miembro del equipo médico le daba un golpecito en el hombro. Después de que se suspendiera la ejecución, los empleados le estrecharon la mano al condenado.
La filial de Ohio de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) denunció en un comunicado la sesión de "casi dos horas de tortura" infligida al preso. "Ésta es la quinta ejecución fallida en Ohio en algunos años y es la segunda vez que el estado no ha podido completar una ejecución. Esto no es justicia y esto no es humano", dijo la ACLU.
Esta es la tercera vez en la historia reciente de Estados Unidos que se detiene una ejecución una vez empezado el procedimiento, indicó la agencia Associated Press. El director de la cárcel, Gary Mohr, dijo luego que el estado de las venas de Campbell había cambiado desde que fueron examinadas este martes. El gobernador de Ohio, John Kasich, reprogramó la ejecución de Campbell para el 5 de junio de 2019.
Alva Campbell fue condenado a muerte por el secuestro y asesinato de un joven de 18 años en 1997. La semana pasada, el gobernador Kasich rechazó un pedido de clemencia para el condenado. Sus abogados argumentaron que estaba demasiado enfermo para quedarse extendido sobre la mesa durante la ejecución sin toser.
La salud de Campbell estaba tan disminuida que le habían colocado una almohada especial para ayudarlo a respirar... para el momento de la inyección letal. El preso sufre de una grave insuficiencia pulmonar y requiere de cuatro tratamientos diarios para ayudarlo a respirar. Lleva una bolsa de colostomía, camina con andador y posiblemente padece un cáncer de pulmón, dicen sus defensores.
El crimen que le valió una condena a muerte
Campbell ya era un viejo conocido de la Justicia cuando fue detenido en 1997 por un robo a mano armada. Había cumplido 20 años de cárcel por asesinar a un hombre en un bar en 1972, y desde 1992 gozaba de libertad condicionada.
Una vez detenido, Campbell fingió sufrir parálisis corporal para ser trasladado a los juzgados en una silla de ruedas. Una vez ahí, redujo a la agente del alguacil que lo custodiaba y le robó el arma, consciente de que una nueva condena significaba cadena perpetua, aunque fuera por robo.
En el estacionamiento de los juzgados, Campbell asaltó al joven Charles Dials, de 18 años, que había acudido a pagar una multa de tráfico. Campbell obligó a Dials a conducir durante unas dos horas hasta que decidió matarlo de un disparo en la cara. Fue detenido tras el asesinato y condenado a muerte un año después.

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