Las diferencia en las posiciones de los socialistas y Podemos respecto al referéndum de secesión catalán supone una debilidad frente al independentismo, y sitúa a la izquierda en desventaja respecto al frente conformado por conservadores y liberales, que defienden una posición dura de confrontación sin dar un canal de salida al conflicto que ha llegado a un momento decisivo.
El líder del Partido Socialista (PSOE), Pedro Sánchez, pidió a los catalanes que no participen del "simulacro" de referéndum anunciado para el próximo 1 de octubre en Cataluña, mientras Pablo Iglesias, de Podemos, legitimó la votación, dejando una imagen de división de la izquierda española frente al desafío independentista catalán en un momento clave.
La diferencia entre ambos espacios políticos se hizo incluso más aguda ante el llamado del líder de Podemos en Cataluña, el argentino Albano Dante Fachin, de votar "masivamente" en el referéndum de secesión, como una forma de responder al intento del presidente del gobierno Mariano Rajoy de hacerlos callar.
Según Pedro Sánchez, la votación que pretenden celebrar los independentistas catalanes el 1 de octubre "no tiene garantías y sitúa a Cataluña fuera de la Constitución y el Estatuto -su propia ley de autogobierno-". En ese sentido, advirtió a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, a quien los socialistas prestan su apoyo, que "no puede abrir espacios municipales" para un referéndum que no tiene cobertura legal.