El hecho se registró cerca de las 14 del sábado pasado, en la vivienda que Juan Américo Orr ocupaba en calle Garralda, casi Alem. La víctima fue ultimada a balazos. El atacante -identificado como Gustavo Vega- huyó y horas más tarde fue encontrado sin vida.
El luctuoso episodio ocurrió el sábado alrededor de las 14 horas en la vecina localidad, cuando un hombre acribilló a balazos a otro en una casa de la calle Garralda al 100, se dio a la fuga y luego de suicidó. La trama del crimen al parecer fue pasional.
Gustavo Vega, empleado municipal y afectado al servicio eléctrico, llegó cerca de las 14 horas a bordo de su vehículo –un Volkswagen Gol de color blanco- hasta el domicilio donde residía Juan Américo Orr, un reconocido vecino dedicado a la compra y venta de hacienda.
Vega golpeó a la puerta y ni bien el dueño de casa salió a su encuentro, el atacante extrajo un arma de fuego y lo acribilló a balazos.
El atacante, una vez consumado el sangriento hecho, subió al auto y se dio a la fuga. Cerca de las 16 -y en medio de un riguroso operativo policial- el auto fue encontrado camino a Cacharí, a la altura del Arroyo “Los Huesos”.
Poco después, Gustavo Vega fue hallado sin vida detrás de un molino en un predio rural.
Efectivos de la Policía lo encontraron cerca de las 18 horas del mismo sábado.
En medio de un riguroso operativo, los uniformados hallaron el cuerpo de Vega detrás de un molino en un predio rural situado camino a Cacharí, a unos 15 kilómetros del puente del Arroyo “Los Huesos”.
En el lugar que Vega se quitó la vida, se procedió al secuestro de una pistola calibre 22, con la que el mismo se habría disparado y sería la utilizada en el domicilio de Orr.
Se iniciaron actuaciones judiciales caratuladas "Homicidio y Suicidio", con la intervención de la Ayudantía Fiscal Local.
Posteriormente se dispuso el traslado de los cuerpos hasta la morgue judicial de la localidad de Azul, donde hoy, a partir de las 9:30, se comenzarían con las autopsias correspondientes.

EL BARRIO CONMOCIONADO

Todo ocurrió poco después del almuerzo de un sábado soleado. Los vecinos del barrio no podían salir del asombro que el hecho les provocó. “Escuché unos ruidos, parecía que estaban martillando”, dijo una vecina conmovida por lo sucedido. “No podemos creer lo que ha pasado. Una locura”, dijo otra mujer que no salía de su asombro. Mientras tanto la gente llegaba hasta el lugar. La Policía valló el frente de la casa donde Orr vivía. La cuadra en tanto también fue cerrada al paso de los automovilistas.