15/03/2017

Mundo

Holanda vota y mide el poder real del populismo xenófobo en Europa

De estos comicios saldrá un nuevo gobierno. Pero según las encuestas ningún partido llegaría al 20%. Todas las miradas están puestas en el papel de la ultraderecha.
En Holanda ya se vota: 12,9 millones de holandeses están convocados hoy a las urnas para elegir entre 28 partidos políticos el Parlamento del que saldrá el próximo gobierno. Hasta 15 partidos podrían lograr representación y ninguno, de creer los sondeos de última hora, alcanzaría el 20% de los votos.
Los liberales del actual primer ministro Mark Rutte serían la primera fuerza política y por la segunda plaza pelean codo a codo la ultraderecha, los democristianos, los liberales progresistas y los ecologistas. Los sondeos marcan también el hundimiento de los socialdemócratas, que de más del 25% en 2012 caerían por debajo del 10%.
Esos mismos sondeos decían anoche que hasta el 40% del electorado dudaba sobre a quién confiar su voto y, parece seguro ante la atomización política del país, los resultados de esta noche serán sólo el primer paso para empezar a negociar una coalición de gobierno que podría incluir hasta cuatro o cinco partidos.
Ninguno de los partidos que pueden entrar al Parlamento acepta pactar con la ultraderecha, que además se ha ido hundiendo en los sondeos según avanzaba la campaña electoral y podría caer por debajo del 15,5% que logró en 2010. Las encuestas a pie de urna se difundirán a las 21:00 hora europea y los primeros resultados definitivos podrían caer a medianoche.
Los medios holandeses están contando que hay largas filas para votar en muchos colegios electorales y que algunos han tenido que reponer papeletas ante la masiva afluencia.
Las elecciones, vistas por el resto de Europa como un termómetro de la fuerza del populismo xenófobo, fueron marcadas en los últimos días por el conflicto diplomático entre Holanda y Turquía tras la expulsión de dos ministros turcos que pretendían hacer campaña electoral en Holanda a favor del referéndum que impulsa el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y de los insultos y amenazas de Erdogan contra Holanda.
El ultraderechista Geert Wilders votó poco después de las 08:00 en La Haya. Tras depositar su papeleta y ante una nube de cámaras de televisiones de medio mundo, dijo que “sea cual sea el resultado de hoy, el genio no volverá a entrar en la lámpara y esta revolución patriótica está aquí para quedarse”.
Wilders prometió un referéndum para sacar al país de la Unión Europea, el cierre hermético de las fronteras de Holanda y de sus mezquitas y la prohibición del Corán. Esta mañana añadió que “los acontecimientos en Estados Unidos –la elección de Donald Trump- y quizás en otros países europeos muestran que la gente normal quiere ser de nuevo soberana en su propio país”.
El atractivo del discurso racista de Wilders, que llegó a superar el 30% en los sondeos a finales del año pasado, se desinfló en las últimas semanas.
El primer ministro Mark Rutte dijo antes de votar que “estas elecciones son cruciales para Holanda, son la oportunidad para que una democracia como la nuestra ponga fin al efecto dominó del mal populista”.
Jesse Klaver, líder de los ecologistas y revelación tras una fulgurante subida en los sondeos, dijo esta mañana que su partido es “lo contrario que Wilders, él es el odio, nosotros el amor”. Su ‘Izquierda Verde’ podría ser el primer partido del lado izquierdo de la bancada.
Si en 2012 votó el 74,3% del electorado, hoy se espera superar esa tasa. A las 10:30 de la mañana ya había votado el 15%, dos puntos por encima de la participación de 2012. En Amsterdam la participación a las 13:00 había pasado del 14,1% de 2012 al 25,8%.
Cuenta votos a mano ante temor de hackeos
El conteo de los votos y el anuncio de los resultados, que tradicionalmente se hace en apenas dos horas en Holanda, podría retrasarse porque la autoridad electoral decidió que volverá a las prácticas de hace años y contará los votos a mano.
El temor a un ciberataque –nadie lo dice abiertamente pero todos miran a Rusia- obligó a tomar esa decisión porque el Ministerio del Interior dijo que no podía asegurar que el sistema informático fuera invulnerable.
El ministro del Interior Ronald Plasterk había dicho en febrero que no podía descartar “que algunos Estados intenten influenciar las decisiones políticas y la opinión pública holandesa para aprovecharse”.
En los últimos procesos electorales se contaban los votos a mano pero un sistema informático reunía los resultados a nivel regional y después nacional. Ese proceso es el que volverá a hacerse hoy a mano.

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