Un adolescente junto con su padre hallaron los restos sepultados en su granja mientras hacía una investigación para el colegio. El accidente se habría producido en diciembre de 1944.
Cuando Daniel Kristiansen (14) decidió salir con un detector de metales a ver qué podía encontrar para un proyecto escolar en la granja familiar, ubicada en Birkelse, en el norte de Dinamarca, nunca se imaginó que hallaría un pedazo de historia que había permanecido sepultado por más de 70 años. Junto a su padre Klaus, hallaron los restos de un avión de la Segunda Guerra Mundial, dentro del cual aún permanecían los restos del piloto que había muerto en el accidente.
Mientras recorrían el terreno de la granja con un detector de metales, padre e hijo se habían topado con lo que parecían ser los restos de un avión enterrados a poca profundidad. Ante este descubrimiento, Klaus Kristiansen le pidió prestada una excavadora a su vecino y empezó a cavar. Lo que hallaron resultó ser un avión de combate Messerschmitt, junto con huesos y restos de ropa pertenecientes al piloto.
Según Kristiansen, su abuelo le había contado que en noviembre o diciembre de 1944 efectivamente había caído un avión en el fondo de la granja, pero que las fuerzas de ocupación alemana se habían hecho cargo de la situación. Tras notificar a las autoridades del hallazgo, se determinó mandar un equipo antiexplosivos a revisar el sitio y así eliminar cualquier posibilidad de peligro en el sector.
Los restos del avión y el piloto fueron trasladados al Museo Histórico del Norte de Jutlandia, donde se está trabajando para determinar la identidad del piloto. Según Torben Sarauw, comisario y jefe de Arqueología del museo, están cerca de lograrlo.
Dentro del avión se encontraron los papeles personales del piloto, además de tres preservativos sin usar, su billetera, monedas y algunos cupones de comida para el comedor de una base aérea en Aalborg, una ciudad cercana a Birkelse desde donde se presume que el piloto despegó. Ya se notificó a la embajada de Alemania en Dianamarca, con la esperanza de tal vez encontrar algún familiar vivo del combatiente.