10/04/2017

Nacionales

“Ni una Menos, Vivas nos queremos. El Estado es responsable”

Nunca es suficiente cuando la injusticia es sangre. No es suficiente lo que se ha escrito hasta ahora por Micaela y ante cada femicidio que ocurre cada 20 horas en nuestro país. No es suficiente el grito de las mujeres en las calles de “¡Ni una Menos, Vivas nos queremos!”. No es suficiente saber que la voz de Micaela fue parte de ese grito mayoritario, multitudinario de los últimos tiempos.
Tampoco es suficiente decir que el Estado es responsable por no prevenir la violencia, por no difundir y promover los derechos y también las consecuencias para los agresores.
Que es responsable por no garantizar que funcione un mecanismo que no culpabilice, no revictimice a las víctimas y que les brinde respuestas, no “orientaciones”. Que sea capaz de recibir, contener y acompañar psicológicamente y económicamente a las víctimas y sus grupos familiares que lo necesiten, de manera urgente; que es responsable de invertir el presupuesto necesario en las áreas creadas a tal fin y no en un programa de “patrocinio jurídico” que además de llegar tarde, cuando el hecho ya ocurrió, asuma una obligación que en todo caso es de otros poderes.
Tampoco es suficiente que por estar en el barrio militando, como lo hacía Micaela, muchos de los lugares donde el Estado no llega o llega a destiempo y mal, comprendamos que es necesario y urgente generar campañas masivas, puerta a puerta, porque “el derecho no es conocido por todos”, porque muchas mujeres no tienen plan B.
Tampoco es suficiente que nos sorprendamos cuando leemos en los diarios locales que se continúan pidiendo Fiscalías y ayudantías fiscales para proteger el delito rural (que, según las propias fuerzas de seguridad, ha disminuido crecientemente), en vez de comprender que es necesario en Tandil (cuya población representa 1/3 de la población total del Departamento judicial de Azul, que está integrado por 11 Ciudades), cuente con la infraestructura (oficinas, dependencias, personal) necesaria para garantizar a toda esa población un servicio de justicia capaz de anticiparse, de capacitarse para estar a la altura de los contextos sociales y sus conflictividades, y fortalecerse con la mirada puesta en quienes claman justicia, pero también en las condiciones de quienes la imparten.
Porque no comprendemos porqué durante las visitas que recibimos en estos últimos veinte días, del Viceministro de Justicia y del Procurador General de la Provincia de Buenos Aires, en ningún momento se mencionó siquiera que en Tandil existe una única Defensoría Civil que intervine en muchas de las 600 causas iniciadas por violencia familiar (Ley 12569) que ocurrieron durante el primer semestre del 2016 (últimos datos publicados por la SCBA, Estadísticas), y que cuenta con una única Secretaría para todas las causas y sus derivados (alimentos, régimen de visitas, tenencia, etc.) además de la violencia, con personal seguramente sobrecargado. Por eso sería un error responsabilizar a sus trabajadores/as.
El Estado es responsable, si bien es necesario el dictado de una Ley Provincial para que Tandil sea un Departamento Judicial y de esa manera garantizar un eficiente y responsable servicio de Justicia con impacto en el resto de las localidades que se reacomodarían (pensemos que Olavarría ocupa el otro tercio de densidad poblacional de las 11 Ciudades), al igual que para crear más Defensorías Civiles, un Juzgado de Ejecución, Fiscalías especializadas en Género y los demás organismos necesarios, algunos ya reclamados.
Lo cierto es que al menos, y mientras tanto, resulta necesario ocuparse y promover, por ejemplo, la creación de Secretarías de Género, con personal capacitado en Género, además de poner el foco en el fortalecimiento y la jerarquización de quienes integran el patronato de liberados, para citar algunos ejemplos.
No capacitarse implica esto que le ocurrió a Micaela: que un Juez con falta de perspectiva de Género, que tampoco existe en las Facultades, aplique el derecho que le asiste a todas las personas que delinquen y cumplen condena, sin detenerse, en “comprender” la complejidad de estos delitos y de quienes los cometen; pero así le hubiese negado la salida hasta el cumplimiento de la condena, como dice la periodista Mariana Carvajal, respecto a no quedarnos solamente en el pedido de destitución del Juez, sino en: “¿Qué medidas llevó adelante ante el sistema carcelario para evitar que Wagner –como otros ofensores sexuales- pudieran reincidir al salir? ¿Qué políticas de prevención a la violencia machista implementa el Estado entre los convictos? En algún momento Wagner cumpliría la pena en su totalidad y saldría en libertad. Un poco antes o más tarde”. (Página/12 “Estamos de duelo”).
En Tandil, hay que decirlo, la mayoría de Jueces, Defensores y algunos Fiscales han denunciado la situación del sistema carcelario públicamente y en más de una oportunidad. Las cárceles no reinsertan a nadie. No existe el Estado allí. Y esa es una responsabilidad de los gobiernos y es una deuda de la democracia.
Por último, decimos que el Estado también es responsable por no promover el cambio cultural, a través de la Ley 26.150, y garantizar la plena aplicación, y los recursos para hacerlo, de la Educación Sexual Integral, que “es un derecho de los chicos y de las chicas de todas las escuelas del país de gestión privada o públicas, confesionales o laicas, de todos los niveles educativos, entre cuyos objetivos se encuentran el de incorporar la educación sexual integral dentro de las propuestas educativas orientadas a la formación armónica, equilibrada y permanente de las personas. Asegurar la transmisión de conocimientos pertinentes, precisos y confiables, actualizados obre los distintos aspectos involucrados en la educación sexual integral. Promover actitudes responsables ante la sexualidad. Prevenir los problemas relacionados con la salud en general y la salud sexual y reproductiva en particular. Procurar igualdad de estratos y oportunidades para mujeres y varones”.
Por último, y tomando como enseñanza el mensaje brindado por el papá de Micaela, que no pide venganza, que no lo enceguece el dolor ni le ocasiona odio, seguiremos militando por una sociedad más justa e igualitaria como la que soñaba Micaela. Pero lo haremos de esta manera, como lo hacía ella, ocupándonos, señalando desde nuestro lugar que nos permite ver y comprender que la política es la única herramienta de transformación social y por eso exigimos desde el dolor, pero también desde el compromiso, que el Estado de una buena vez se haga cargo, porque el Estado es responsable.
¡Nunca Más! Ni una menos, vivas nos queremos.
Adherimos a la convocatoria realizada por el Foro por la Promoción y la Protección de los Derechos de las Mujeres para organizar la marcha por Micaela, en el Sindicato de Empleados Gráficos (Montevideo 735), hoy a las 15 horas.
Movimiento Evita Tandil

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